
Existe el inconsciente… aún
Puesta a pensar en la pregunta que me hicieron.
Puesta a pensar en la pregunta que me hicieron.
Me sucedió, firmando una dedicatoria que, al querer incluir el término libro en la misma no supe, en ese instante, si iba con v corta o con b larga.
Lo primero que me gustaría señalar es que uno sigue aprendiendo de su inconsciente, con el cual después del análisis se tiene otra cercanía.
Miller nos ha introducido en la investigación de un inconsciente que se distingue del inconsciente transferencial y que, siguiendo a Lacan, denomina inconsciente real.
Entendiendo el final como lo que llamamos ultrapase –ya que final puede interpretarse.
Como ya he mencionado en alguno de mis testimonios, para mi eso que llamamos la entrada en análisis; es decir el momento en que se produce el embrague del síntoma con el inconsciente transferencial constituyó para mi, un verdadero acontecimiento de cuerpo.
Para decir –a partir de mi análisis y la experiencia del pase- de qué inconsciente hablamos al final, me voy a valer de dos definiciones de los seminarios de Lacan que tengo muy presentes.
Hablar del inconsciente al final del análisis, implica considerar varias cuestiones. En primer lugar el agujero mismo de lo simbólico...
Me ocurrió y me sigue ocurriendo que, luego de terminar mi análisis, sueño.
En un análisis que dura nos encontramos con distintos momentos en la relación al inconsciente.
¿Qué queda del inconsciente al final del análisis y después? Uno un poco flaco, no muy activo pero que da, cada tanto, pruebas de su vigencia. Sueños, lapsus…
Fue de un par de sueños que me serví para pedir la entrada en el dispositivo del pase. Apoyada en esa cifra satisfactoria arrojada por aquellos sueños salí del análisis.
En el final del análisis un sueño. Llego al consultorio del analista, me dice que ya no me analizo más, que terminé. pero que le viene bien igualmente que esté ahí.